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lunes, 5 de marzo de 2007

Aquellas pequeñas cosas…

Tiempo de lectura: 2'

“Uno se cree que las mato el tiempo y la ausencia,

pero su tren vendió boleto de ida y vuelta,

son aquellas pequeñas cosas

que nos dejó un tiempo de rosas…

en un rincón,

en un papel,

o en un cajón.”

(J.M. Serrat)



Hoy me levanté nostálgica, y al abrir un cajón que no usas muy a menudo puedes encontrarte infinidad de cosas que te traigan recuerdos dormidos. Un poema, una fotografía, una postal, una carta de amor. Objetos que por sí mismos no tienen valor alguno, pero cuando adquieren una identidad, o guardan secretamente una historia, son “cosas” que nos devuelven esos sentimientos que creíamos olvidados. Al releer un poema que guardo con cariño, reviví la historia de una joven ilusionada con su boda. Lo tenía todo, la deseada fecha de su enlace, un hombre capaz de hacerla feliz, un proyecto en común que ambos iban a llevar a cabo, pero no tenía un vestido para su boda soñada, aunque su madre era modista le dijo que no tenía tiempo para confeccionárselo. Y ella y su novio no tenían la economía suficientemente desahogada para poderlo comprar.


Para consolarla, su futuro cónyuge le escribió este poema:


“Vamos a hacerle un vestido

a la novia que lloraba

teñido de blanca aurora

para que rabie la rabia.


Coronaremos su pelo

con perlas anacaradas

nacidas en los abismos

donde el sol no penetraba.


El blanco de los jazmines

para la tela más blanca

sobre su pecho bordadas

mil estrellitas del alba.


Y en su velo transparente,

cristalino como el agua

robaré a los manantiales

sus mariposas más claras,

para que mi niña cubra

su rostro de fina plata.


Para sus manos dos guantes

tejidos con seda blanca

que los hicieron las náyades

con lagrimitas amargas

Los zapatitos dorados

del oro de las entrañas

de los volcanes secretos

donde se funde la lava


Y volaré hasta la luna

para traer en mis alas

el blanco polvo que brilla

en las noches escarchadas.


Buscaré entre los Océanos

el fuego rojo sin llama

de los corales ocultos

que las sirenas guardaban

y pintaremos sus labios

y sus mejillas rosadas

y con algas trasparentes

y con peines de esmeralda

le peinaremos su pelo

su pelo de espuma blanca.


Y cortaremos mil rosas

azules, rojas y blancas

con sus capullos cerrados

y así su esencia guardada


Y esperaremos abrirlos

cuando el sol, muy de mañana

estremezca sus semillas

despertando sus entrañas,

y los pétalos abiertos

con los diamantes del alba

y te haremos un perfume

con esencias milenarias.


A las abejas que beben

el néctar de zarzas blancas

les pediremos la cera

que en sus panales guardaban

y te haremos una crema

batida con plumas blancas

de la gaviota que llora

perdida por las montañas


¿Te gusta niña el vestido

que diseñó la mañana?

cosido con hilo blanco

con el que tejen las hadas.


Vamos a hacerle un vestido

a la novia que lloraba

teñido de blanca aurora

brillante de madrugada


¿Porqué lloraba la niña

Mirando por la ventana?


Porque mañana es mi boda

porque me caso mañana

y aun no tengo mi vestido

para mi boda soñada.”


Al final, todo salió bien pues vino en ayuda de la joven una verdadera amiga, juntas compraron un pedazo de raso blanco, unos metros de visillo blanco para cortinas de cocina, algunas cuantas puntillas bordadas y el resultado fue un bonito vestido de novia estilo “ibicenco”.


Gracias a esa generosa “modista ocasional”.


¿Tienes algún cajón con cosas de un tiempo de rosas? Espero tus comentarios.



10 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Sibyla!!!!!!!
Aún estoy en la época de atesorar cosas y llenar cajones que luego abriré, pero aquí te cuento mi hasta ahora más preciado recuerdo.
Acababa de aprender a leer, tenía algo menos de cinco años, y estaba sentada en el sofá de mi casa con las piernecitas aún en el aire, como todas las cosas que me pasarían en la vida.
El sol inundaba toda la sala, y entonces llegó mi hermano y me lo entregó: ¡¡¡Un libro!!! Mi primer libro. Se sentó a mi izquierda, me dio un beso y me dijo: "No dejes que nadie te lo lea. Tú puedes hacerlo sola".
Era un libro pequeñito, de cuentos de Enyd Blyton. el espejo mágico y otros cuentos se llamaba.
Nunca olvidaré ese día, siempre recordaré la luz que había en mi casa, y el olor a verano.
En cuanto a la experiencia que cuentas, aquella novia se casó con un traje hecho de cosas eternas, como la ilusión que siguen destilando sus ojos cada vez que aprende algo nuevo.
Un beso, Sibyla.

Sibyla dijo...

Querida Orce la Atlante:

Por tu capacidad de saber crear y vivir momentos inolvidables, sin duda, acumularás “cosas” que volverán a ti, será en el momento menos esperado, porque como un ladrón nos acechan detrás de la puerta. Cuando eso ocurra, sentirás cómo te acaricia el alma ese sentimiento agridulce, esa nostalgia dormida. Aflorando en tus ojos azucarados dos lagrimitas, porque aquellas pequeñas cosas nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve.

Mientras tanto sigue disfrutando de la luz de Sevilla. Alguien me dijo que su luz y su cielo no tienen parangón con ninguna otra ciudad.

Un besito.

Sibyla.

Javier Luján dijo...

Claro que tengo un cajón donde revolver y encontrar infinidad de cosas con las que disfrutar del recuerdo, mi corazón.
Un beso.

xyz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
xyz dijo...

Me dijeron que me pasara por aquí...y ha merecido la pena. Haré un comentario como el del resto de visitantes, aunque espero no ser uno más.
Sabes, yo tengo un cajón. Uno horriblemente desordenado. Ahí están las cartas de mis amigos desde que tengo uso de razón, algunos muñecos de cuando era aún más chiquito, mi caja de lápices de color y de ceras blandas, y una cajita con mil historias:chapas de cerveza, monedas viejas, algunos papeles...cada uno con una historia. Es increíble lo necesario que es, a veces, agarrarse al pasado para continuar en el presente...
El blog es estupendo. Un saludo.

Sibyla dijo...

Pescanova:

¡Enhorabuena! Por la ocupación peruana de tu corazón.

Un saludo.

Sibyla dijo...

Hola LordHash!!:

Lo que de verdad merece la pena es tu comentario, cargado de ternura y sinceridad. Celebro que tengas un cajón donde poder recurrir en momentos puntuales, tal vez para recuperar una pequeña parcela de la niñez perdida. “Esa” es el mejor el tesoro que podemos guardar en el corazón. Espero tus visitas.

Un saludo.

marta dijo...

hola sibyla:
yo buscaba en internet un vestido de estilo ibicenco, para mi supuesta boda soñada, y he encontrado tu cajon, con tu poesia, y ahora estoy llorando y preguntandome si deberia casarme. yo siempre he necesitado ese cajón, en mi caso repartido en cajas, mis amigos, amores, recuerdos, mi vida, y está a 500km de donde vivo, pq al padre de mi hijo no le gusta que la tenga. no sé porque no lo tiré, en el principio de mi historia de amor, cuando veia la lógica a todas sus exiencias, cuando decidí cortar con mi vida para vivir para él, lo guardé en mi habitación (en casa de mi madre)que es ahora la de mi hermano pequeño, y él no ha movido nada.ahora lo echo de menos, no sé quien soy.y no, pedro no es un ogro, pero yo estoy tan triste, tengo un precioso y nervioso lucas de 7 meses, pero no soy feliz, quiero a pedro, él me quiere, siempre hemos soñado con nuestra boda en cadiz, en la playa, descalzos, pero no sé, toda va de mal en peor. seré como todos los que se casan y se separan, compartiendo custodia,pension alimenticia... no nos lo merecemos.y ahora que leo tus palabras creo que el problema está ahí, no podemos pensar en el futuro olvidando el pasado, no hay llave que cierre ese rincon. él quiere olvidar su pasado, no superarlo, y que de paso yo olvide el mio, pero ahí está mi cuñado, eso es lo que le pasa, sabe que a él no puede olvidarlo. tenia 24 y se murio dos semanas despues de nacer lucas, de leucemia, y aunque eramos la noche y el dia, en sus ultimos dias él era el único que apreciaba mi vida, mi familia...que decia que era la suya, y a pedro en cambio le duelen mis hermanos. quiero consolarlo, pero me hace daño, no sé si deberiamos casarnos así. perdona por el rollo que te he soldado, pero le has dado nombre a mi tristeza. gracias. marta

Sibyla dijo...

Hola Marta!!

Me encantó tu comentario. Tu respuesta: el próximo blog. Si quieres leerlo pincha aquí:

Respuesta

mia dijo...

sybila...

he pasado mi vida recomponiendo

los viejos rincones,a veces vivos

a veces muertos...

Y siempre resurgen los recuerdos

rescatados,de la infancia...

Me renuevo al salir a mi casa actual,

no sin antes echar miradas

que añoran,pero me doy fuerzas y apoyo

Qué sería de nos sin pasado?

Todas las vidas llevan pedazos

del pasado,retales que otras vidas

nos dejaron...

Precioso post,gracias por esas

pequeñas grandes cosas en la voz

del no menos inmenso Joan Manuel!

♥♥♥besos♥♥♥