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domingo, 25 de noviembre de 2007

Coco Chanel, la modista rebelde



La suya fue una infancia desgraciada. Gabrielle Chanel (1883-1971), la diseñadora de modas francesa conocida como Coco, arrastró toda su vida el complejo de una infancia humilde. Su madre, víctima de malos tratos por parte de su padre, murió en 1895, y Coco fue ingresada en un orfanato. A los 17 años entró en un convento. A los 20 lo abandonó para entrar de dependienta en una tienda y poco después empezó a trabajar como cantante de café. Allí fue bautizada como Coco por el entusiasmo de sus seguidores cuando pedían un bis de la canción final de su espectáculo nocturno ¿Quién ha visto a Coco en el Trocadero?

En 1906, se convirtió en amante de un acaudalado terrateniente, y mientras vivía en sus propiedades y se ejercitaba en las artes ecuestres encargó a un sastre que le hiciese un traje de montar,basado en el de un mozo de cuadra inglés, para poder cabalgar más cómodamente. Su forma de vestir y sus sombreros, que diseñaba ella misma, causaron furor. Abrió su primera tienda de .couture en Deauville en 1913 y una segunda en París en 1924.

Tuvo una inmensa influencia durante el periodo de entreguerras merced a sus trajes Chanel para mujeres, que se convirtieron en clásicos de diseño, ya que le quitó a la mujer el encorsetamiento y la incomodidad a la hora de vestir.

También fue famosa por su inclinación hacia la bisutería. Fue la primera
couturière en explotar su reputación para promocionar la venta de su propia marca de perfume, el mundialmente famoso Chanel Nº5.

Sobre las joyas, Coco diría: "Hay que mirar las joyas con inocencia, con sencillez, como se disfruta de un manzano en flor al borde de una carretera al pasar en coche a toda velocidad. Si las joyas son signo de algo abstracto, lo son de la bajeza, de la injusticia o de la vejez; las joyas muy valiosas las asocio a las arrugas, a las carnes fláccidas de las señoras mayores, a los dedos huesudos, a la muerte, a los testamentos, a los notarios."

Gabrielle Chanel, la
plus grande couturière de París, cuyos ingresos se cifran varios millones, que emplea a 2.400 personas en sus ateliers, siendo prácticamente propietaria de la Rue Cambon. Ella diría: "En las mujeres prefiero el encanto en los modales, en la conversación, en la forma de moverse, de bailar, a la mera belleza clásica. la belleza clásica puede resultar profundamente estúpida fuera de un museo. Una cara bonita puede no reflejar en absoluto el interior de una persona. Me gustan las caras que dicen algo, que simple y llanamente dicen algo sobre la persona que hay detrás. Por supuesto, si puedes disfrutar de todas estas cosas y además eres preciosa, es que has sido objeto de una dispensa divina."

"Si una mujer quiere mantener su figura, que conserve su empleo, que trabaje. A los hombres les gustan las mujeres capacitadas. En ellas no existe el miedo que solían manifestar cuando eran económicamente dependientes, y, por tanto su belleza es más real."

La caída de París en manos alemanas, la obligaron a cerrar sus tiendas en 1939, pero se relacionó obligadamente o voluntariamente a pesar de su supuesto antisemitismo con la dirigencia nazi, en especial, miembros SS. Sus amoríos con miembros de la Gestapo tales como Walter SchellenbergHans Gunther von Dincklage), este último es quien la llevó a vivir al hotel Ritz y de ahí, un exilio, en Suiza, durante 15 años. Fue tachada de colaboracionista y se libró de ser rapada y humillada. Pasada la segunda guerra, Coco tuvo que cargar con las consecuencia de su relaciones con los nazis.

Libre, independiente y segura de sí misma, Chanel fue a la moda lo que Picasso a la pintura. Ella, sin más armas que sus diseños, revolucionó no sólo el mundo de la costura, sino el papel de la mujer en la sociedad. Su vida solitaria dominada por la artrosis y la morfina, terminó en forma tan impredecible como la vivió. El 10 de febrero de 1971, sola en su departamento ubicado en el hotel Ritz, con vista a la Place Vendome, y a los 87 años.

Ella fue ese "ángel exterminador", orgulloso, irascible y solitario que al cabo de su vida se permite decir: "He vestido a la humanidad, y ahora va completamente desnuda".

domingo, 18 de noviembre de 2007

David Lynch, el artista solitario


A sus 61 años, el creador de Terciopelo azul sigue siendo un maestro de la sorpresa. David Lynch, director de cine atípico y polémico, enamorado del misterio de la vida, tras estudiar Arte en Boston, se interesó por el cine, se matroculó en el presitgioso American Film Institute y revolucionó el séptimo arte de los 80 con películas como Terciopelo azul, o El hombre elefante.

Dos décadas después continúa realizando sus filmes como puras obras de arte abstracto: Sin lógica racional y sin historias con narración clara; eso sí, con mucho misterio, amor, sufrimiento y sueños... e influenciado, confiesa, por Kafka, su hermano del alma, y por las pinturas de Francis Bacon. "No hay que buscar explicación, sino, simplemente, dejarse transportar a otro mundo".

Confiesa sentirse identificado con Dalí y con Buñuel y la importancia de los sueños. Cuando le preguntan porqué comenzó por la pintura, comenta: "Cuando era adolescente, tenía un amigo cuyo padre era pintor. Me imaginé que era un pintor de brocha gorda porque yo me había criado en el campo. El me corrigió: "No, pinta cuadros". Aquella conversación cambió mi vida; desde ese momento quise ser pintor. Fue como introducirme en un mundo mágico en el que podía tener ideas y expresarlas. No se puede imaginar nadie la alegría que produce poder proyectar cada uno sus pensamientos; luego si la gente se relaciona o no con ellos está fuera de mi control. Tenemos el caso de Van Gogh; adoraba pintar y lo hacía todos los días, pero no vendió un cuadro".

"Cuanto más abstracta es una obra, más interpretaciones se pueden hacer de ella. Cada espectador sacará algo distinto, justamente como ante un cuadro. Siempre seré fiel a mis ideas abstractas".

"Para mí, el cine es un bellísimo lenguaje, es una experiencia, un estado de ánimo que te hace soñar y crea un mundo al que uno desea volver una y otra vez. Bergman, Fellini, Kubrick, Hitchcock... Cada uno creó un mundo."

"No pienso que el cine cambie el mundo ni la vida de nadie, pero sí creo que puede inspirarles cosas nuevas, transportarles a otro mundo."

"El alma del artista debe ser optimista, con pureza y cierta ingenuidad, como la de un niño. Toda historia necesita un conflicto y el esfuerzo humano para que sea interesante".

"Los directores de cine no se retiran jamás. Además, nunca tomamos vacaciones. Es una pérdida de tiempo. Hay muchas sorpresas que esperan".

domingo, 11 de noviembre de 2007

Isabel Allende, y el recuerdo de Paula



La primera noción que tuve de la escritora chilena Isabel Allende, fue a través de su libro "La casa de los espíritus" (1982).

Años más tarde, mi pareja, me regaló otro libro de ella, recién editado, su título era "Paula", el nombre de su malograda hija. En él se describe todo el dolor que una madre puede sufrir, cuando a su hija le diagnostican una
enfermedad grave, "porfiria" y queda en estado vegetativo durante casi un año.

Es una historia dura, pues es totalmente autobiográfica, muestra la desesperación de una madre ante la inevitable pérdida, lenta y dolorosa de su propia hija.

Ocurrió en Madrid la hospitalización, pues Paula había te
nido que viajar a España cuando le sorprendió la enfermedad.

Isabel Allende, deseaba a todas horas estar al lado de su hija hospitalizada, como eso no era posible, ya que tenía que respetar estríctamente el horario de visitas, ideó un plan, aguzó su ingenio. Se compró una bata blanca y unos zuecos, se colgó a
l cuello un fonendo y así de esa manera pasaba desapercibida por todo el hospital, visitando a su hija las veces que quisiera.

Intentó conseguir por todos los medios a su alzance que su hija de 29 años volviera a ser la joven alegre y activa que era. Se informó acerca de todo tipo de medicinas alternativas, hasta buscó medios de la naturaleza esotérica, nada consiguió que su hija recobrara la salud. Se fue apagando poco a poco hasta quedarse en una rosa
marchita.

Fue tanta la desesperación y el dolor que pensó que sería imposible seguir viviendo.
Que su corazón no podría aguantar tanto quebranto. Su agente literaria Carmen Balcells le recomendó que todos esos sentimientos los plasmara en un libro, y así podría vomitar toda su angustia, toda su impotencia, su insufrible dolor. Así lo hizo, y nació el libro de "Paula".

En una entrevista reciente sobre su último libro "La suma de los días" ella comenta: "Me ha tocado contestar muchas cartas de lectoras interesadas en saber si me he repuesto de la muerte de mi hija. Les explico que la tristeza es como un animal manso, que de vez en cuando me da un zarpazo, pero en general nos llevamos bien". "Escribí Paula para no morirme de pena, y el resultado fue un libro descarnado que me sirvio de catarsis".

También recordé las palabras sobre los muertos del escritor judío Amos Oz : "Cuando
se te muere alguien, y no estoy hablando sólo de los judíos, estoy hablando de todo el género humano, cuando alguien se te muere, un padre, un hermano, alguien cercano a tu corazón, tú recoges ese muerto y lo metes dentro de ti, lo introduces en tus entrañas y te quedas embarazado de ese muerto para siempre jamás. Todos caminamos por la vida preñados de nuestros muertos. Y, naturalmente, como estás embarazado de ellos, te llevas a tus muertos a todas partes, al baño, a la cama... "

" En la madrugada del domingo 6 de diciembre, en una noche prodigiosa en que se descorrieron los velos que ocultan la realidad, murió Paula. Eran las cuatro de la madrugada. su vida se detuvo sin lucha, ansiedad ni dolor, en su tránsito, sólo hubo paz y el amor absoluto de quienes la acompañábamos. Murió sobre mi regazo, rodeada por su familia [...] Murió con la misma gracia perfecta que hubo en todos los gestos de su existencia. [...] Con una expresión de infante, como si hubiera regresado a la edad inocente en que cortaba flores en el jardín de la Granny."

Fragamento de "Paula"
Isabel Allende

domingo, 4 de noviembre de 2007

El unicornio azul, se me perdió



Mi unicornio azul
ayer se me perdió,
pastando lo dejé
y desapareció.
Cualquier información
bien la voy a pagar.
Las flores que dejó
no me han querido hablar.

Mi unicornio azul
ayer se me perdió,
no sé si se me fue,
no sé si extravió,
y yo no tengo más
que un unicornio azul.
Si alguien sabe de él,
le ruego información,
cien mil o un millón
yo pagaré.
Mi unicornio azul
se me ha perdido ayer,
se fue.

Mi unicornio y yo
hicimos amistad,
un poco con amor,
un poco con verdad.
Con su cuerno de añil
pescaba una canción,
saberla compartir
era su vocación.

Mi unicornio azul
ayer se me perdió,
y puede parecer
acaso una obsesión,
pero no tengo más
que un unicornio azul
y aunque tuviera dos
yo solo quiero aquel.
Cualquier información
la pagaré.
Mi unicornio azul
se me ha perdido ayer,
se fue.

Unicornio. Silvio Rodríguez


¿Se te ha perdido algún unicornio azul?