Recordando a Ouka Leele
Todos los años suelo viajar un par de veces a Madrid. Hace tres meses Madrid me volvió a acoger como la magnífica ciudad que es. En esos días siempre que puedo intento hacer la ruta de los museos: Museo del Prado, Reina Sofía, Thyssen, y termino irremediablemente embriagada de tanto arte, belleza y color.
En unos de esos paseos terminé en la calle Preciados, donde se encuentra el edificio FNAC. Éste contiene varias plantas comerciales repletas de CD’s de música y miles de libros ordenados meticulosamente en paneles y catalogados temáticamente.
Cuando llego a ese templo moderno de la cultura, ya voy a mi pasillo favorito donde están todos los libros de arte y pintura. Los puedes encontrar por orden alfabético y encuadernados por diferentes editoriales. Después de estar todo el día recorriendo la ciudad, mis pies me suplicaban clemencia, necesitaba el reposo del guerrero, pero mis ojos y mi corazón anhelaban el disfrute de uno de esos libros, así que descubrí que en esa misma planta del edificio había en el centro un auditorio con paredes de cristal y asientos lineales como si fueran muretes a distintos niveles, para que los lectores ocasionales pudieran hacerlo descansando. No me lo pensé dos veces, busqué primero un libro que contuviera bellas ilustraciones para disfrutar con él mientras descansaba. Elegí uno de última edición, trataba sobre la vida y el trabajo de la fotógrafa conocida artísticamente con el nombre de OUKA LEELE.
Siempre me llamó la atención esta mujer conocida por su actividad artística en la “movida madrileña”. El libro tenía el tamaño de un gran Atlas y era de un considerable grosor. Contenía infinidad de fotografías, coloreadas y decoradas al viejo estilo de principios del siglo pasado, que identifica muy bien el trabajo de esta fotógrafa. Leí sobre sus comienzos, ella explicaba que desde muy niña le gustaba el dibujo y la pintura. Cierto día cogió sus dibujos los metió en una carpeta y se dirigió calle abajo, en un rincón al lado de un banco de madera colocó extendidos sus dibujos. Esperó a que pasaran posibles compradores, cuenta que se paró un señor mayor y le compró uno de ellos por unas pesetas, pero lo que más le impactó fueron las palabras que le dijo aquél día:
“Te lo he comprado porque eres una artista y en un futuro serás conocida y famosa”.
Y aunque era una niña, esas palabras no las olvidó jamás. A partir de ese día, creyó y confió en sí misma y en su trabajo.
Todo esto me hizo reflexionar en lo importante que es recibir ánimo y encomio. ¿Nos proponemos regalar ánimo y encomio a las personas que nos rodean y queremos? Seguro que los resultados serán gratificantes y tal vez nos sorprenda su efecto “boomerang”.
29 comentarios:
Hola Sibyla!
No puedo hablarte de si soy buena o no dando encomio a los demás, eso deben decidirlo otros.
Yo quiero hablarte de lo bien que se siente uno cuando le dicen que ha hecho algo bueno.
Eso Siby, no tiene precio.
No hablo de las típicas lisonjas de: qué mona eres, mira lo que sabes,etc, sino cuando alguien te mira sorprendido y te da las gracias por algo.
Me siento afortunada porque he experimentado en muchas ocasiones esa sensación, a veces creyendo que lo que hacía era poco importante.
Ci vediamo, bella donna.
Hola Orce!!:
Una cosa es la adulación o lisonja, y otra muy diferente, es el encomio sincero. Cuando recibimos éste, el mundo parece sonreírnos. Desde una primavera con inicio lluvioso, te envío un besito.
Lo mejor de dar ánimos es cuando alguien lo hace y ni siquiera se nota. Gracias por tu post, una reflexión oportuna en un momento oportuno.
Realmente madrid tiene mucho que ver ,,,yo todos los fines de semana me pongo al dia de las exposiciones ..:)
Siempre he desconfiado de estas anécdotas contadas por los artistas, suelen ser demasiado perfectas y tanta perfección, me huele a impostura.
Claro, como no le iba a gusta a Sibyla, musa de la movida, otra de las grandes musas de aquellos años...
Tan gratificante es recibir ese ánimo como darlo. Es como dar un pequeño regalo, es un empujoncito en el que duda o sueña y no se atreve a seguir adelante. Es importante que los artistas sepan lo que se piensa de ellos y darles muchas palabras bonitas.
Hola Chica Simple!!:
El ánimo debería darse, como bien dices, sin bombo y platillo, de una manera discreta y oportuna.
Un beso.
Hola Peggy!!:
Madrid, para mí una de las más bellas ciudades europeas, y con una excelente oferta lúdica.
Un beso.
Hola Carlos!!:
En el fondo me interesó más lo que pueda sacar en positivo de esa anécdota, que su propia veracidad.
Un saludo.
Me gustan mucho Kitaj (te dejé un comentario) y Chagall, sólo falta Modigliani para completar una trilogía de pintores cuya obra admiro de manera particular.
En una visita a Israel, fui al Hospital Hadasah de Jerusalén a ver la sinagoga, cuyos vitrales, representando a las 12 tribus judías, es un admirada obra de Marc Chagall.
Un saludo.
Cuando estudié fotografía, ella ya era muy famosa, como Pérez minguez, Fontcuberta, Navarro, Javier Vallhonrat, José Miguel Oriola.
Vino algunas veces a darnos charlas y la verdad, es una persona simpática y desenvuelta, tengo gratos recuerdos de ella, como artista y como persona.
Un beso.
Hola Interrogación!!:
El ser humano suele ser por naturaleza inseguro, por ello, como tu dices ese “empujoncito” no nos va nada mal, para poder alcanzar nuestros sueños.
Un beso.
Hola Detective!!:
¡¡Ya me hubiera gustado ser musa de aquella movida madrileña, con Pedro Almodóvar, Alaska, Ouka Leele…!!
Un saludo.
Hola Javier!!:
¡¡Qué bueno que tuvieras la posibilidad en vivo y en directo de imbuirte con la pasión de artistas actuales!!.
Un abrazo.
Hola Carlos!!:
Los vitrales al igual que la pintura siempre me han fascinado. Espero que te guste el próximo post.
Un saludo.
Este otoño tuve la ocasíon de estar en los entresijos de una performance que hizo Ouka Leele, en mi blog(mes de octubre o septiembre, no sé) hice la crónica en su día y además la hice una foto, es muy tímida y encantadora, nada diva. También estaba Ceesepe.
Me encanta Madrid y ese paseo que siempre hago cuando voy por el paseo de Recoletos y el Prado. Tengo ganas de visitar la ampliaci�n, sobre todo por aquellos del siglo XIX a los que me encantaba visitar en el Cas�n del Buen Retiro. Me acuerdo bien de Ouka Lele y sus cuadros pintados, a mi me pillaron los a�os de la movida viviendo en Madrid, pero como siempre que se hace historia no sab�a que entonces form�bamos parte de la historia. Besitos.
Aires:
Sí, Madrid es una ciudad mágica y especial. Yo tampoco he tenido oportunidad de visitar la ampliación de Moneo, pues la última vez que estuve en Madrid era para un par de días y habían unas colas tremendas...
Es verdad, la historia tiene que escribirse, para darnos cuenta de que se convirtió en historia,(lo digo por lo de la movida madrileña).
Gracias por compartir sentimientos.
Besos.
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