¡Ay¡ ¿Te asusta la pobreza?
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Hace un par de días, citaron en los medios de comunicación, una lista de las personas más ricas del mundo.
En ella el puesto número uno lo lideraba Bill Gates, y en el número décimo estaba el español Amancio Ortega, fundador de una cadena de tiendas de ropa, con la firma Zara.
Supongo a que a muchas personas, les gustaría que su nombre pudiera formar parte de ese grupo elitista de nombres de primera “categoría”, creyendo que tal vez el hecho de ser inmensamente ricos es sinónimo de ausencia de problemas, y de felicidad.
Se olvidan de que:
“Una cosa es la pobreza y otra, es la miseria. La miseria es desdichada; la pobreza puede ser una bendición.
El no estar atado a nada, ni siquiera a la vida, es no tener miedo ni a la muerte.”
Raimon Pannikkar
En este país en que vivimos, tan consumista, tan de usar y tirar, en el que el mundo comercial y publicitario nos hacen creer que necesitamos para ser feliz, un sin fin de cosas innecesarias, y donde las estaciones del año nos las tienen que marcar una reconocida firma de grandes almacenes. Nos olvidamos de que las cosas más valiosas como: el amor, la lealtad, la dignidad, la paz interior, la estabilidad emocional, el honor, la fidelidad, la amistad, la salud etc, no tienen precio y personas de cualquier clase social pueden poseer.
La pobreza, bien entendida (vivir dignamente con lo necesario) te libera de ataduras innecesarias y te enfrenta a ti mismo, encontrándote en tu propia realidad, agudizando tus sentidos para sacar recursos desconocidos que habitaban dentro de ti, descubriendo la importancia de reciclar tu propia vida.
Una vez escuché que en Brasil donde la mayoría de las personas son pobres tienen una máxima: “aunque no tenemos todo lo que amamos, amamos todo lo que tenemos”.
Es cierto: “no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”.
Lo realmente triste sería ser pobre de corazón, ser pobre de ilusiones, ser pobre de generosidad, ser pobres de afectos, en definitiva, ser pobre de los valores que más nos pueden enriquecer la vida.
Por eso me gusta tanto este poema de Neruda:
LA POBREZA
Ay no quieres,
te asusta
la pobreza,
no quieres
ir con zapatos rotos al mercado
y volver con el viejo vestido.
Amor, no amamos
como quieren los ricos,
la miseria. Nosotros
la extirparemos como diente maligno
que hasta ahora ha mordido el corazón del
hombre.
Pero no quiero
que la temas.
Si llega por mi culpa a tu morada,
si la pobreza expulsa
tus zapatos dorados,
que no expulse tu risa que es el pan de mi vida.
Si no puedes pagar el alquiler
sal al trabajo con paso orgulloso,
y piensa, amor, que yo te estoy mirando
y somos juntos la mayor riqueza
que jamás se reunió sobre la tierra.
Os dejo este bonito cuadro inspirado en Paul Gauguin. Saludos y hasta la semana que viene.
4 comentarios:
Hola Sibyla!!!!
Hoy te pasaste. Has citado uno de mis poemas favoritos:
Si la pobreza tus zapatos dorados, que no expulse tu risa, que es el pan de mi vida...
Una vez enseñé a alguien ese poema, para que aprendiera cómo la poesía nos enseña a tener dignidad.
También le cité otro de Neruda, de los versos del capitán, igual que éste. Se llama el pozo. Mira un trocito:
Sonríeme radiosa
si mi boca te hiere.
No soy un pastor dulce
como en los cuentos de hadas,
sino un buen leñador que comparte contigo
tierra, viento y espinas de los montes.
Ámame, tú, sonríeme,
ayúdame a ser bueno.
No te hieras en mí, que será inútil,
no me hieras a mí porque te hieres
¡Cuántas cosas nos enseña un simple poema!
He aprendido a preferir mil veces las manos tiernas pero curtidas de un rudo leñador que exista a las tibias e informes manos de un sueño, por muy pastor que sea, incapaces de dar amor, vacías de sentimiento alguno.
Yo he aprendido a salir a la calle con paso orgulloso, aprendí a comprar mi vida a cambio de dinero.
Aprendí a ser más feliz con menos, porque eso quiere decir que dispones de más.
Este poema me devuelve la sonrisa, me recuerda que soy pobre, porque yo lo decidí, y aun así o quizá por eso, nada me falta.
Sibyla, leer este poema en que tantas veces he pensado me emociona tanto...
El cielo azul de mi tierra y un rayito de su sol se funden para darte mi abrazo.
Yo sigo mirando a este río que quiso ser mar.
Orce
Desde luego es difícil casar la riqueza con la plenitud interior, con la espiritualidad. No creo que por tener más seas más feliz, muy al contrario, como tu expresas muy bien.
Miras a tu alrededor y sientes vergüenza con lo que ves; este mundo está muy deteriorado por todos nuestros caprichos. Es una lástima y no parece que vaya a tener solución.
Un saludo.
Hola Orce!!:
Qué feliz me haces, saber que el poema de Neruda, te devuelve la sonrisa, y te ratifica en tu dignidad. Desde Granada, ciudad de poetas, de magia y de arrayanes de cuya luz, se puede esperar cualquier cosa, te envío mi cariño.
Hola Javi!!:
La solución es difícil, pero con voluntad podemos conseguir que no nos idioticen la publicidad y el espíritu consumista del comercio y la moda.
Un saludo.
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