lunes, 24 de noviembre de 2008
lunes, 17 de noviembre de 2008
Lotte Reiniger, la gran dama de las siluetas.
Sensible, inteligente, luchadora, creadora y musa de la vanguardia alemana. Con tarjetas de presentación menos valiosas se han forjado leyendas y Hollywood ha reescrito la Historia. Sin embargo, Lotte Reiniger (1899-1981), el sueño de cualquier mitómano, sigue siendo una gran desconocida.
Ella decía:"Las películas de siluetas tienen una técnica muy precisa. Sólo son necesarias unas tijeras, cartón negro, papel de calcar, hilo o alambre, algo de plomo, una cámara, bombillas, una placa de vidrio, madera para construir una mesa de fotografía y...mucha paciencia".
Cuentan quienes la conocieron que Charlotte Reiniger tenía un talento tan único y una personalidad tan amable, pacífica y humilde que era imposible no quererla. Quizás esa fue su perdición, porque ya se sabe que los buenos de la película no siempre se cuelgan medallas. ¿Su gran don? Recortar siluetas de papel como nadie. ¿Su logro? Elevar ese don a la categoría de arte y hacer en 1926, figura a figura, el primer largometraje del cine animado, con más de 300.000siluetas recortadas con tijeras, totalmente a mano, Las aventuras delpríncipe Achme. Efectivamente, la película que se lleva los laureles, la Blancanieves de Walt Disney, no llegaría hasta 10 años después.
Nacida en una familia alemana de clase media, su pasión por las marionetas y el cine la llevó a estudiar teatro y a codearse, siendo todavía una adolescente, con el meollo de la intelectualidad berlinesa de entreguerras.
Reiniger era un genio y su círculo social se extendía entre la élite intelectual europea, pero ella no se dirigía a ese tipo de público. Su tema favorito eran los cuentos tradicionales y su audiencia preferida, los niños. A ellos dedicó la mayor parte de sus creaciones. Melómana apasionada, hizo bailar sus siluetas al copás de infinidad de óperas, como Carmen, La flauta mágica, Cosi fan tutte y Las bodas de Fígaro.
Mucho antes de que llegaran las fotocopiadoras, los ordenadores y los efectos especiales, Lotte Reiniger logró que el papel se moviera y que lo hiciera con una poesía y delicadeza difíciles de igualar.
Sin embargo, pese a sus logros apabullantes, la belleza de su trabajo y sus interesantes conexiones con el mundo de la cultura, la figura de Lotte Reiniger sigue siendo una gran desconocida.
Su gran pecado fue ser mujer y, además, ser como era: extremadamente humilde y discreta. Sus amigos Visconti, Jean Renoir o Bertolt Brecht la admiraron y la consideraron un gran genio, pero ella pasaba de todo eso.
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Etiquetas: La mujer que no quiso ser Disney
miércoles, 5 de noviembre de 2008
Una historia compartida
Reposición del Post que publiqué el 23 de febrero de 2008:
"Yo esperaba el autobús nocturno en un bar de carretera entre Madrid y Barcelona. Unos pocos hombres bebían vino en vasos pequeños y sucios. Había una mesa de billar y por alguna razón me puse a jugar... Un hombre vestido con un fino jersey de lana apareció de ninguna parte y me invitó a un café. No hablaba inglés. Y su español no era mejor que el mío, pero tenía una sonrisa que daba confianza y la urgencia de alguien que necesita compañía. En aquel bar me contó que era de Senegal, y que recorría España en busca de trabajos estacionales. Me enseñó una fotografía gastada que llevaba en su cartera: una chica joven de mejillas redondas. Su mujer, me dijo. Tuvo que dejarla en Senegal para venir a España. Planeaba reunirse con ella en cuanto ahorrase el dinero.
Al final viajamos juntos a Barcelona. Ninguno de los dos hablaba mucho. Poco antes del amanecer nos apeamos en una vetusta estación de autobuses y mi amigo me hizo señas para que le siguiera hasta una palmera pequeña, de tronco grueso, que crecía junto a la carretera. De su mochila sacó un cepillo de dientes, un peine y una botella de agua que me entregó con gran ceremonia. Nos aseamos juntos, entumecidos por el relente.
¿Cómo se llamaba? No lo recuerdo. Sólo era otro hombre hambriento lejos de su hogar, uno de los muchos hijos de las colonias colándose entre las barricadas de sus antiguos amos, organizando su propia y azarosa invasión de harapos. Y sin embargo, mientras caminábamos hacia las Ramblas, mi impresión era que lo conocía de toda la vida; como si ambos hiciésemos el mismo viaje aunque hubiésemos partido de lugares opuestos del planeta. Nos despedimos. Yo estuve mucho tiempo parado en la calle, viendo cómo se alejaba su figura delgada y patizamba. Una parte de mí deseaba acompañarle a una vida de caminos abiertos y mañanas azules; otra parte de mí se percataba de que ese deseo era una idea romántica y parcial. Hasta que me di cuenta de que aquel hombre de Senegal me había invitado a un café y ofrecido su agua, y eso era real, y quizá eso era todo lo que cualquiera de nosotros tenía derecho a esperar: un encuentro al azar, una historia compartida, un pequeño acto de bondad."
Estracto de "Dreams from my Father"
(Sueños de mi padre)
de Barack Obama
"Mi nombre, Barack, es africano y significa "bendecido". Me lo pusieron porque en América no importa como te llames o de qué familia vengas, tú te forjas tu destino.
Toda mi vida tuve una imagen perfecta de mi padre. El estudiante brillante, el amigo generoso. Eso se hizo añicos, reemplazada por la de un bebedor amargado y un marido maltratador. Pero me rehice y pensé: bueno, haga lo que haga con mi vida, no puedo hacerlo mucho peor que él".
Cuando escribí esta entrada, Obama estaba pujando con Hillary Clinton por la candidatura del Partido Demócrata. Hoy por fin, por primera vez en toda la historia de los Estados Unidos hay un presidente negro electo que podrá ocupar la Casa Blanca. Comienza el sueño americano...
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Etiquetas: El sueño americano